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Cambiar reglas sociales para frenar violencia de género, propone investigador

Más que decretar una alerta de género en Jalisco es necesario plantear políticas de Estado a largo plazo, sostuvo el profesor investigador del CUCosta, doctor José Carlos Cervantes
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Para erradicar la violencia contra la mujer es necesario cambiar las reglas sociales, culturales y jurídicas que regulan la convivencia entre hombres y mujeres, afirmó el profesor investigador del Centro Universitario de la Costa (CUCosta) de la Universidad de Guadalajara (UdeG), doctor José Carlos Cervantes Ríos.

En entrevista sobre la declaratoria de alerta de género emitida por el gobierno de Jalisco para ocho municipios de la entidad, incluido Puerto Vallarta, el especialista explicó que si bien es importante reconocer que ya se están tomando acciones al respecto, la medida llega un poco tarde.

Las autoridades de los tres niveles de gobierno deben plantear políticas de Estado “transexenales y transmunicipales” encaminadas a detener la violencia contra las mujeres, pues la magnitud del problema exige acciones concretas que no tengan que repensarse cada tres años, señaló Cervantes Ríos.

Para el catedrático de la UdeG, los avances en materia de prevención de la violencia contra las mujeres son insuficientes debido al índice de impunidad en México que llega al 96%, “entonces a la hora de querer aplicar la ley, se dejan muchos pendientes”.

 

Cambio de reglas, la solución

La violencia hacia la mujer se presenta por razones culturales. Para el especialista en género, el significado cultural de la mujer en la sociedad occidental se asocia históricamente con el sexo débil, con un derecho a la propiedad, con la dependencia económica y con base en “reglas injustas” que estipulan que la mujer no vale nada; por tanto, se le puede tratar de lo peor.

“El problema no son mujeres u hombres. El problema son las reglas con las que estamos conviviendo. Y esas reglas lamentablemente tienen miles de años. Evolucionamos en los discursos, pero las prácticas van mucho más lentas” admitió el integrante del comité directivo de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres, A.C.

Dicho rezago se traduce en la falta de acciones concretas y oportunas que prevengan, sancionen y supriman las conductas violentas hacia las mujeres en todas las esferas de la sociedad. “La parte compleja es que sobre esas reglas está hecha la civilización. Para cambiar este asunto tendríamos que cambiar la civilización”.

El doctor Cervantes Ríos criticó la tardanza del gobierno de Jalisco en declarar la alerta de género en la entidad, hasta la mitad de la actual administración: “Vamos cambiando el asunto a una cosa de hombres: imagínense que a la industria de la construcción le hicieran esperar tres años y a mitad del sexenio comenzara a plantearse lo que se ocupa construir en el estado”.

“Yo no sé si la industria de la construcción estaría de acuerdo. Pero como esto es cosa de mujeres, en realidad no tiene tanta importancia; hay cosas -entre comillas- más importantes: la delincuencia, el narcotráfico, la construcción de puentes y trenes o lo que sea”, puntualizó el investigador.

Ante ello, el académico consideró necesaria una autoreflexión crítica de las propias instituciones y las autoridades para conocer los avances y los pendientes en la materia. “Creo que en términos de prácticas hemos hecho muy poco; seguimos todavía en los discursos. Citando a Elena Simón: ‘tenemos buenos discursos y malas prácticas’”. 

 

Soluciones desde la sociedad

Entender que el problema central de la violencia contra la mujer son las actuales reglas de convivencia nos lleva a “tener influencia sobre las reglas con las personas que convivimos y hacer reglas que no tengan que ver con si somos hombres o mujeres. Las reglas injustas son el caldo de cultivo básico para que se ejerza la violencia de cualquier tipo”, advirtió el  catedrático de la UdeG.

El doctor Cervantes Ríos llamó a modificar esos patrones desde la acción social de los propios individuos, en la medida de lo posible. Y si bien muchas situaciones tienen un origen cultural e histórico que los medios de comunicación se encargan de promover y reforzar, directa o indirectamente, entonces corresponde a la sociedad no reproducirlos.

“En la medida en que nosotros consumimos esa clase de productos, estamos alimentando ese monstruo. Tenemos que reproducir otro tipo de arte, otro tipo de consumo cultural que nos proporcione otro tipo de ideas. De otra forma, justificamos lo que estamos supuestamente criticando” concluyó el investigador. 

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