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Analizan conexiones visuales y cinematográficas entre México e Irlanda

La directora del Centro de Estudios Mexicanos de la University College Cork (UCC), Nuala Finnegan, impartió la conferencia “Política, género y violencia” en el marco de la Cátedra Huston de Cine y Literatura
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El cine contemporáneo de México e Irlanda comparten una tendencia hacia el realismo, la sátira o la violencia descarnada para abordar cuestiones políticas y sociales de interés nacional, con gran éxito con la crítica y los mercados domésticos e internacionales.

El filme mexicano Heli (Escalante, 2013) y la teleserie irlandesa Love/Hate son prueba de ello y en ambos casos, el contexto nacional forma una parte integral clave en la evolución de la narrativa. Sin embargo, existe otro tipo de tendencia en el discurso visual que abarca los mismos temas pero utiliza perspectivas muy distintas, que van más allá de lo estrictamente nacional.

La filmografía de los directores Michel Franco de México y Lenny Abrahamson de Irlanda, por citar un estudio de caso, enfoca su mirada en los principales retos de la juventud del siglo XXI y se ubica en un cine global que delimita e intenta captar, de manera sutil, las conexiones entre lo global y lo local.

Así lo dijo la Directora del Centro de Estudios Mexicanos de España, Portugal y América Latina por la University College Cork (UCC), doctora Nuala Theresa Finnegan, durante su participación en el Festival Internacional de Cine en Puerto Vallarta (FICPV).

Finnegan dictó la conferencia magistral titulada “Política, género y violencia: contracorrientes en el cine actual”, como parte de la Cátedra Huston de Cine y Literatura del Centro Universitario de la Costa (CUCosta).

En su participación, la presidente y miembro fundador de la Asociación Irlandesa de Estudios Mexicanos analizó las coincidencias temáticas y estilísticas del trabajo de Franco y Abrahamson, a partir de dos de sus obras más conocidas: Después de Lucía (2012) y What Richard Did (2012), respectivamente.

Las películas comparten no sólo el año de producción, sino que abordan desde contextos culturales diferentes la “angustia adolescente” y cuentan historias “desgarradoramente violentas”: el maltrato y la violencia escolar –mejor conocido como “bullying”- y la ambigüedad moral de los jóvenes de la clase privilegiada.

La juventud mexicana e irlandesa, según lo reflejan ambos filmes, habita un mundo interior con poca relación con las naciones donde viven. Franco y Abrahamson sitúan a sus protagonistas Alejandra y Connor en ambientes cerrados y opresivos, carentes de contexto específico, desde donde se cultiva la violencia física, verbal, psicológica y sexual.

Después de Lucía y What Richard Did funcionan como reflejo de una cultura juvenil carente de moral y con impulsos violentos, y –en la mejor tradición de películas como El señor de las moscas (Brook, 1963)- exploran la ley de la calle como única alternativa de supervivencia”, explicó Finnegan.

La carencia de autoridad paterna es otro de los vasos comunicantes entre ambas filmografías. En términos alegóricos, el fracaso del padre representa el fracaso de la patria ante sus hijos. La patria ha fallado a sus ciudadanos y los deja perdidos, abandonados. Y constituye también un comentario sobre la fragmentación de la familia y la de la nación en el siglo XXI, así como la desaparición de los viejos modelos para interpretar la realidad.  

“Siguiendo esta lógica alegórica podemos decir que las películas sí hacen un comentario político tajante sobre el estado actual de la nación mexicana e irlandesa y parece que sugieren una revisión del papel de la nación en cuanto a la formación moral y cultural de sus hijos”. ■

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